Transcribimos el artículo publicado hoy en Diario de Noticias por Fernando Murgui, presidente de la Plataforma Navarra Religión en la Escuela.
APORTACIÓN DE LA ENSEÑANZA RELIGIOSA
En la actualidad, la llamada emergencia educativa
se vive de un modo especialmente crítico. El debate acerca de la
calidad de la educación ocupa un lugar central en la prensa, la radio y
la televisión (según el informe PISA, España está diez puntos por debajo
de la media de la OCDE). No es menos común la conciencia de estar
atravesando una profunda crisis de valores, más allá de la tan cacareada crisis económica.
Parece evidente la necesidad de recuperar los principios y los
valores que puedan fundamentar la educación propiamente dicha. La
sienten las familias, preocupadas por el futuro de sus hijos e hijas. La
siente el profesorado, que conoce de primera mano la situación que se
vive en las aulas. La siente la sociedad, alarmada demasiadas veces por
fenómenos que atentan contra la convivencia. La sienten los mismos
jóvenes, que necesitan apoyo y orientación ante los retos que plantea la
vida...
En este contexto, la escuela, y en particular la clase de
religión, juegan un papel singular. Si hablamos sólo de instrucción, la
clase de religión transmite conocimientos fundamentales para poder
interpretar correctamente la cultura, la literatura, el arte, la
filosofía, desarrollados a lo largo de dos mil años en nuestra tradición
occidental.
Pero más allá de la valiosa formación cultural que supone, la
clase de religión desarrolla capacidades sin las que no puede hablarse
de una formación plena e integral. La capacidad religiosa y moral, que
en esta asignatura se desarrolla de un modo óptimo -aunque no exclusivo-
aporta el sentido de la vida, las respuestas a las grandes preguntas
del ser humano y la fundamentación de la ética y de los valores.
Y es que de nada sirve invocar la ética o los valores si se
suprime el fundamento que les da sentido. Pero al apostar por una
educación cerrada al sentido de la trascendencia, se renuncia a tal
fundamento. De este modo, se convierte a los alumnos, cada vez más, en
seres autoreferenciados y desvinculados cuyo único sentido del mundo y
de su realización personal es la satisfacción de sí mismos.
Por eso, la aportación de la clase de religión se hace más
necesaria que nunca. Porque la libertad no es incompatible con la
responsabilidad, ni los derechos con los deberes, ni fomentar el
espíritu emprendedor puede marginar la educación de los alumnos como
personas. Para hacer frente a las presentes crisis es necesario dar
prioridad al ser sobre el tener y el poder.
Desde la Plataforma Navarra Religión en la Escuela exigimos a
la Administración que la oferta de la enseñanza religiosa sea una
realidad en todas las etapas de la educación de Navarra, e invitamos a
las familias a inscribir a sus hijos e hijas en la clase de religión.
Fernando Mª Murgui Iñigo
Plataforma Navarra Religión en la Escuela
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