La
enseñanza de la Religión en la escuela es un tema que una vez más
aparece en los espacios de opinión y en los debates, más bien
superficiales, a los que estamos tan acostumbrados últimamente.
Curiosamente son más los planteamientos públicos que abogan por su
desaparición del ámbito escolar, frente a la importante demanda que
esta asignatura tiene cada curso. Sorprende ver cómo algunas
organizaciones piden insistentemente la exclusión de esta
asignatura, sin respetar la opción libre de las familias.
Partiendo
de la libertad de expresión que todos tenemos, es bueno recordar
algunos puntos que nos puedan situar adecuadamente en esta cuestión.
Instancias
internacionales, entre otras el Consejo de Europa, recomiendan el
estudio de las religiones, entre otras razones para luchar contra el
fundamentalismo religioso y, añadimos nosotros, también de paso
contra el fundamentalismo antirreligioso que también tenemos por
estas tierras. Por eso no es extraño ver que en la inmensa mayoría
de los sistemas educativos europeos, y desde hace muchos años, está
presente de modo propio la asignatura de Religión con total
normalidad. El alumnado opta libremente, normalmente de modo
mayoritario, por una confesión u otra, o en menor medida, por
ninguna. En este último caso se propone al alumnado otras
actividades como por ejemplo el estudio de valores.
La
presencia de la asignatura de religión en nuestro sistema educativo
no es diferente por tanto al que rige en el resto de Europa. Aquí lo
diferente es que de modo cíclico se saca a debate este tema para
volver a decir siempre lo mismo. No nos oponemos a la confrontación
de ideas y al estudio de todas las propuestas que, en positivo,
pretendan confluir en acuerdos sobre esta cuestión. Pero no es el
caso, constatamos que los que más gritan en contra de la enseñanza
religiosa directamente quieren imponer su desaparición de la
escuela, simplemente porque ellos lo dicen y además piensan que
tienen toda la razón. Parece que la opinión de los demás, por
cierto mayoritaria, no es válida. Por cierto hay que recordar que la
enseñanza religiosa escolar no es obligatoria, cada año las
familias pueden optar por ella o no.
Por
otro lado algunas veces se presenta al profesorado de Religión como
si no fueran profesionales cualificados, ignorando que los más de
14.000 profesores y profesoras de Religión en España (200 en
Navarra), son docentes con años de servicio en las diferentes
administraciones educativas públicas y con un aval de formación y
de actualización pedagógica al menos equiparable al resto del
profesorado. Llama la atención en este punto cómo algunas
organizaciones que proponen la desaparición de esta asignatura,
parece que ignoran el coste laboral de dicha medida.
Se
dice que lo religioso es de ámbito privado, ignorando que la
Religión, como tantos aspectos que inciden en las personas, se
manifiesta de muy diversos modos e ignorando así mismo, que la
enseñanza religiosa en la escuela no es catequesis, o que los libros
utilizados están autorizados por los responsables educativos
correspondientes.
Se
dice también que la enseñanza religiosa escolar es un privilegio de
la Iglesia Católica, cuando todos sabemos que hay acuerdos con otras
confesiones religiosas que ya están en vigor, y que la Constitución
y sentencias judiciales posteriores, reafirman la legalidad de su
presencia.
En
resumen, y con un poco de ironía, dado que no se ha demostrado que
la enseñanza de la Religión en la escuela provoque desajustes en la
formación de nuestros alumnos y alumnas, o alumnado carente de
libertad, o alumnado acomplejado por extrañas enseñanzas, sino
alumnado que estudia el hecho religioso con madurez y libertad, con
rigor académico, abierto a la solidaridad y al compromiso por un
mundo mejor, un alumnado que valora el modelo de persona que nos
propone la sociedad actual desde un planteamiento crítico
constructivo y positivo... y dado que la enseñanza religiosa no se
impone al que no lo desea, ¿qué tal si tampoco se busca imponer la
eliminación de la enseñanza religiosa escolar de modo directo o
indirecto?. Ya es hora de ser, también en esta cuestión, más
europeos.
Fernando Jorajuria Zabalza.
Plataforma Navarra Religión en la
Escuela
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